Imagina por un momento que ya no eres tú quien decide qué hacer, a dónde ir o qué decir. Que una voz dentro de ti, que al principio parecía solo “preocupada por ayudarte”, ahora dicta cada uno de tus pasos, te limita, te encierra y te hace dudar de todo. Esa voz es la ansieda y cuando toma el control, la libertad se esfuma.
¿Cómo se apodera la ansiedad de nuestra vida?
La ansiedad comienza como un intento del cerebro de protegerte. Es esa alarma interna que te dice: “¡Cuidado! esto puede salir mal”. Pero si esa alarma nunca se apaga, empieza a tomar decisiones por ti: “No vayas a esa reunión, te vas a sentir incómodo.” “Mejor no hables, puedes decir algo tonto.” “Evita ese lugar, ¿y si te mareas de nuevo?” Poco a poco, no eres tú quien elige, sino el miedo disfrazado de prudencia. Y así, lo que al principio parecía una advertencia útil, se convierte en una cárcel invisible.
Te doy un ejemplo claro, en Intensamente 2 y el personaje de ansiedad en la película, vemos cómo Riley, la protagonista, entra en la adolescencia y en su mente aparece un nuevo personaje: Ansiedad. A diferencia de Alegría, Tristeza o Furia, Ansiedad no grita ni llora, sino que Ansiedad, planea, anticipa y quiere tomar el control “por el bien de Riley”. Al principio, parece útil, se preocupa por sus amistades, su reputación y su futuro. Pero poco a poco, su necesidad de “prepararse para todo lo que podría salir mal” invade la mente de Riley.
La vemos dejando de hacer cosas que le gustan, evitando hablar con amigas, tratando de encajar desesperadamente. Ya no actúa desde lo que desea, sino desde el miedo a fallar, al rechazo o a “no ser suficiente”. Ansiedad no es malvada, pero cuando domina todas las decisiones, Riley deja de ser libre. Esa es la metáfora perfecta de lo que muchas personas viven en silencio.
Signos de que la ansiedad está dirigiendo tu vida;
- Evitas situaciones sociales o retos por miedo a hacerlo mal. Tomas decisiones “por si acaso algo sale mal”, no porque realmente quieras.
- Cambias tu forma de hablar, actuar o vestir para evitar el juicio de otros.
- Te cuesta disfrutar el presente porque estás atrapado en el “¿y si…?” del futuro. Sientes que “no puedes ser tú mismo” sin sentir vergüenza o miedo.
Recuperar la libertad
No se trata de eliminar a la ansiedad, sino de reubicarla. Que vuelva a ser una emoción útil, no una dictadora interna. ¿Cómo hacerlo? Detecta sus mensajes: ¿Qué te está diciendo la ansiedad? ¿Es una advertencia real o una catástrofe imaginada? Actúa a pesar del miedo: Valida lo que sientes, pero decide desde tus valores, no desde el temor. Busca apoyo profesional en caso de ser necesario.
Conclusión
Cuando la ansiedad toma el control, no vivimos, sobrevivimos. Pero no estás condenado a vivir desde el miedo. Como Riley en Intensamente 2, puedes aprender a escuchar todas tus emociones sin dejar que una sola emoción decida por ti. Tu vida no debe ser un plan para evitar el dolor. Que no te limite la ansiedad, agenda tu hora aqui